Pérez Manuel PEMA 1

Manuel Pérez

Biscucuy, Portugal, 1960

Hace algunos años, cuando Manuel Pérez empezaba a inventar su propio-mundo pictórico, los elementos simbólicos hacían las veces de estructura. O viceversa: la estructura era además un hecho simbólico. Así, dos gruesas líneas negras que deslindaban el espacio en cuatro, eran al mismo tiempo, y desde la relevancia de un primer plano, la figura de una cruz. A sus lados y desde los fondos, estaban cuatro zonas para asomarnos a su iconografía interior, al significado de las formas. El título de esa obra lo he olvidado, al igual que su fecha. Sin embargo la tomo como referencia al trabajo de un artista que se desarrolla con firmeza partiendo de lo estructural, de una otra geometría tal como sugiere el maestro Quintana Castillo; recurriendo a lo geométrico como soporte conceptual; pintando sobre la pintura para volverla a pintar, en sucesión de capas y pentimentos de donde surgirá su fragilidad, su transparencia, la sensualidad de su materia y su profundidad; afinando el valor de los símbolos como datos culturales y figurativos de un discurso que, desde entonces y en su totalidad, nos conduce insistentemente a la huella espiritual del hombre en la tierra y “al poder estético de la cristiandad»- para emplear una sentencia suya.

El trabajo creador de Manuel Pérez se ha centrado en su capacidad de síntesis-tanto en lo plástico, como en lo conceptual y en lo iconográfico, y en la cualidad de evocaciones pictóricas. Lo figurativo es idea, mas no narración; es globalidad y extracto.

Juan Carlos Palenzuela


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