Olivia Miranda

Barranquilla, Colombia

La obra de la pintora barranquillera Olivia Miranda incursiona en el tema del retrato. La figura humana es el vehículo a través del cual expresa sus principa-les obsesiones: la sensualidad, el volumen y la textura. Para ello, parece in-cluir el sentido del movimiento y lo voluptuoso de Rubens, el interés pictórico de Bonnard y la deformación satírica de Botero.

Lo pictórico se une a lo cotidiano por medio de un elemento sorprendente, que ha sido una constante en su trabajo: la tela de colchón, en la cual interpreta lo popular, lo mismo que a Bonnard en su sincretismo pictórico le interesó el arte japonés y el gusto por lo arabesco. Es una obra que se basa en el fondo dado y transformado de la tela estampada, y en un dibujo que funciona como un trazo temperamental, el que poco a poco va dando forma a la figura cargada de agresividad. El volumen va impregnado de lo grotesco y la gestualidad de un sentimiento fallido.

Lo interesante de la obra de Miranda radica en su búsque-da de contrastes y texturas. Las superficies se imponen con autonomía y todo se desenvuelve en un espacio frontal. La figura maneja síntoma burlesco, que se yuxtapone a un fondo rítmico y florido, tal vez utópico, que en términos reales es sólo un «lugar común».